Cada enero, mi tierra, Pasto, despierta envuelta en colores, música y sonrisas que no conocen fronteras. El carnaval de Negros y Blancos no es solo una fiesta, es un grito de identidad, abrazo entre culturas, un ritual donde todos somos uno. Desde ensayos secretos en barrios hasta la majestuosidad de los desfiles, la ciudad late con una energía que emociona hasta el alma.
Aquí no hay frió que valga, ni cansancio que detenga. Las calles se transforman en escenarios vivos donde la imaginación no tiene techo. Se baila con extraños que se vuelven hermanos por un día.
Cada paso, cada trazo de pintura en la cara, es una celebración del ser nariñense. En pasto, la fiesta es sagrada y el alma se enciende.
Los rostros pintados, los trajes deslumbrantes y las carrozas gigantes cuentan historias antiguas, sueños modernos y esperanzas compartidas. Un homenaje a la diversidad. al respeto y a la creatividad sin limites de mi pueblo nariñense. Aquí no hay turistas, solo cómplices.
¿Alguna vez te has sentido parte de algo mas grande que tu? Así es el carnaval. Es la promesa de que la alegría puede ser un idioma común. Ven a Pasto, déjese pintar, cantar, danzar y sobretodo, sentir.
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