Introducción
Durante mucho tiempo no me había detenido a pensar en cómo mis acciones diarias podían afectar al planeta. Usaba botellas plásticas sin culpa, dejaba las luces encendidas al salir de una habitación, y tiraba todo tipo de basura en una sola bolsa. Parecía algo normal, algo que todos hacían, y por eso no veía el problema. Sin embargo, un día vi una imagen que me marcó: una tortuga atrapada en un anillo de plástico. Me dio rabia, tristeza… y vergüenza. Me di cuenta de que, aunque no era la única responsable, sí podía elegir no seguir siendo parte del problema. Así comenzó mi cambio. Empecé poco a poco: llevando mi propia bolsa al supermercado, evitando los sorbetes de plástico, cerrando la llave mientras me cepillaba los dientes. Al principio creí que esos cambios no tendrían impacto, pero con el tiempo descubrí que sí lo tienen, sobre todo cuando se suman a los de otras personas. Esta entrada de blog nace del deseo de compartir cómo pequeños gestos diarios pueden transformar no solo nuestra rutina, sino también el futuro del planeta.
¿Qué acciones pueden ayudar al planeta?
Por ejemplo, dejé de usar botellas plásticas y ahora llevo mi termo a todas partes. En casa, reciclamos papel, cartón y plástico. Además, uso bolsas reutilizables cuando voy al mercado. Al principio fue raro, pero ahora es parte de mi rutina.
La diferencia empieza en casa
Con mi familia también apagamos luces cuando no se usan y tratamos de separar bien los residuos. En vez de botar ropa vieja, la donamos o la transformamos en otra cosa. Incluso empecé un pequeño huerto con mi mamá.
Conclusión: cuidar el planeta también es cuidarnos a nosotros
Cada acción, por más pequeña que parezca, ayuda. Si todos aportamos un poco, el mundo será un mejor lugar para todos. ¡Cuidar el ambiente es una forma de demostrar amor por la vida!
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